Atónita ante la vida y la muerte
me escondo entre las letras
que dibujan mi dolor y mi sorpresa.
Me duele tener que despedirte,
me duele prescindir de tu sonrisa,
de ese tono de voz tan apacible
que podía mostrar el dolor, el enojo,
la furia de la rabia y la paz del amor.
Atónita ante este adiós, me duele
mi mano sola, apretada a tu rigidez,
aturdida ante tus ojos cerrados quién sabe por quién,
por alguien que necesitó tu mirada simple,
tus ojos negros y profundos... tu luz.
Me sorprendió la muerte,
esa que tantas veces me contaron
que llegaba de sorpresa,
esa que una vez se dio cita con mi niña,
esa misma, me sorprendió una vez más.
Aturdida, ensayan mis labios,
-No lo puedo creer- y sin embargo
mis ojos te ven allí dormido,
soñando tal vez con un campo de césped
verde como tu esperanza, lleno de gurises,
de juegos, de buena didáctica, y mejor entusiasmo.
Tal vez me quede así, callada,
recordando lo mejor de nuestras charlas...
tu sonrisa siempre franca,
tu mano siempre tendida, tu genialidad para el fútbol,
tu amor por la familia y el valor de la amistad...
2/1/2015
1 comentario:
Gracias a quienes han compartido este homenaje a Oscar. Es bueno que además de leerlo, compartirlo, dejes tu opinión.
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