A vos mamá
Mi sangre te reclama
desde el primer aliento,
se enciende mi cara
de caricias, de tiempos
compartidos entre
amor y consejos.
Eres, madre, parte de mi ser
de niña, de joven,
de adulta madre
que intenta heredarte
en el comportamiento.
Y transcurre la vida
y puedo compartirla
con el abrazo y el beso,
con el amor de tus ojos claros,
con la complicidad de tus secretos,
de los míos,
de los que, por lo bajo
te confían tus nietos.
Por esta gran felicidad
que nos permite Dios,
de ver el día juntas,
de acariciarnos,
de llenarnos de besos,
prometamos estar siempre unidas,
siempre confidentes,
siempre madres, siempre amigas,
sin lugar, ni tiempo.
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