viernes, 5 de junio de 2009

Un poco de Arte

¿Se puede, verdaderamente prescindir de lo que vivimos en nuestra existencia diaria? ¿Podemos dejar de lado lo que vemos y experimentamos en nuestra niñez, en nuestra juventud, y no exponerlo en nuestro hablar, en nuestras conductas, en nuestras actividades artísticas?
Veamos lo que nos cuenta sobre sí, Raúl Soldi y miremos las obras seleccionadas...

Yo, Raúl Soldi, cambié mi destino. Hijo de un cellista del Teatro Colón y sobrino de un luthier de Cremona, preferí la pintura a la música; pero no estoy arrepentido.
Nací en los fondos del Teatro Politeama, en un enorme caserón de tres patios, del cual no me voy a olvidar nunca. Todos los cuartos de la casa estaban alquilados a gente de teatro. Apenas se salía del zaguán, en la primera habitación se veía a una bailarina ensayando; en la antesala había una
cantante; la casa entera era una caja de resonancias musicales y nadie podía quejarse de que su vecino molestara haciendo ruido.



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